SER MUJER E INMIGRANTE

El duro equipaje con el que cargan a las inmigrantes



“La mujer inmigrante sufre una doble marginación: por mujer y por inmigrante. Si a ello le añadimos una tradición de prácticas agresivas impuesta por sus religiones de origen nos encontramos con casos de mutilación genital femenina en Europa, que nunca se habían dado, o con prácticas ya olvidadas como los crímenes de honor o los matrimonio forzosos”, explica Esther Souto, coordinadora del Erasmus Intensivo sobre “Mujer, inmigración y religión”.








Un programa que seguirán medio centenar de estudiantes de universidades de Rumanía, Lituania, Reino Unido, Italia y España y cuyo primer encuentro tendrá lugar desde el 19 hasta el 29 de septiembre en la Facultad de Derecho de la UNED.



La interpretación de las distintas religiones implica algunas tradiciones que atentan contra los derechos de las mujeres. El número de inmigrantes africanas y asiáticas que tras llegar a Europa siguen sufriendo agresiones a su integridad física o psicológica se ha incrementado de tal forma que varias comunidades autónomas han elaborado protocolos de actuación para la prevención, tratamiento y erradicación de dichas prácticas.



“En comunidades como Cataluña y Aragón se siguen protocolos ante el riesgo de mutilación genital femenina en niñas magrebíes. En Canarias, donde la población hindú es muy amplia, se sospecha de posibles casos de prostitución sagrada. En todos los sitios han de prevenirse los matrimonios forzados o los crímenes de honor”, indica Souto.



Violencia y femicidio



Los tipos de violencia que se analizarán durante las sesiones del Programa son las psíquicas y físicas. La mayoría de ellas y sus consecuencias están tipificadas como delito en nuestro Código Penal. Entre los ejemplos de violencia física encontramos los llamados “crímenes de honor”, en aumento en comunidades suramericanas probablemente porque en alguno de sus países de origen “si matas a tu mujer por una cuestión de honor, la pena es menor”, señala la coordinadora, que recuerda que en España ocurría lo mismo con los denominados crímenes pasionales, en los que el supuesto honor actuaba como atenuante en la condena, ya que el adulterio estuvo penado hasta la entrada en vigor de la Constitución democrática.



También la mutilación genital femenina centra la atención del seminario, existiendo ya protocolos de prevención en comunidades autónomas, tal y como explicaba la profesora anteriormente, y ante la cual “pediatras o profesores que detecten casos de riesgo han de prevenir a la Administración competente para que se adopten medidas: se puede impedir a las familias salir del país con la menor e incluso retirarles la custodia”.



Souto explica que existen servicios de vigilancia en torno a familias que llevan a sus hijas a los países de origen y allí las casan en “matrimonios apañados”. Se han detectado en comunidades magrebíes y hindúes, en Cataluña y Canarias, respectivamente; la niña es entregada a los sacerdotes para salvar a la comunidad en rituales como el devadasi y el trokosi, propios de las culturas hindúes y asiáticas. “No es habitual que la familia venda a la niña para el comercio sexual pero al final su actividad deriva en prostitución sagrada y el riego es que acabe en redes de tráfico de niñas y esclavitud sexual es alto”, explica Esther.



Las lesiones al derecho a la integridad psíquica y a las libertades individuales de las mujeres inmigrantes se centran, según la experta, en el “uso obligado del velo” y en la desescolarización, tanto en la prohibición por parte de la familia a participar en actividades extraescolares (deportivas, excursiones, fiestas…) como en los impedimentos para continuar los estudios una vez cumplidos los 16 años, frontera de la educación obligatoria en nuestro país, o incluso antes, al finalizar la Primaria

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