Atiende bien porque esta es una historia de terror.
El SAP (Síndrome de Alienación Parental) se lo inventó en 1985 un tal Gardner, psiquiatra norteamericano. Según Gardner, si un niño dice que su padre ha abusado de él, siempre es por el SAP, o sea, porque la madre, tan perversa ella, le ha comido el coco.
Este síndrome demencial ha sido universalmente desautorizado por la comunidad científica. Por ejemplo, no ha sido aceptado por la OMS ni por la Asociación Americana de Psiquiatría, y la Asociación Española de Neuropsiquiatría ha denunciado su falsedad. Pues bien, pese a todas estas evidencias, el SAP se está utilizando en los tribunales españoles para neutralizar las denuncias de los niños, psiquiatrizar a las madres y entregar a los pequeños a sus violadores.
Porque estamos hablando del incesto, y de lo que le cuesta a la sociedad reconocerlo, de lo amparado que está el violador por nuestra repugnancia a admitir que eso existe, pese a que, según diversos trabajos recopilados en 2008 por la Revista d'Estudis de la Violència, entre un 20%-25% de mujeres y un 10%-15% de hombres españoles confesaron haber sufrido abusos sexuales en la infancia, y en el 39% de los casos el agresor era el padre (por cierto que Gardner es un propedófilo que ha escrito cosas como esta:
"Se debe ayudar a darse cuenta de que la pedofilia ha sido considerada la norma por la vasta mayoría de los individuos en la historia del mundo").
El SAP es una trampa perversa e insalvable: tras diagnosticar este síndrome inexistente, toda protesta o acusación de la madre y el niño es usada como corroboración de la enfermedad.
La Red de Madres contra el SAP cuenta casos espeluznantes de jueces que, tras reconocer que un padre duerme en la misma cama con su hijo de cinco años, le siguen dando la custodia. Ya digo que es una historia de terror. Hay que iluminar estas tinieblas, denunciar este espanto.
COLUMNA DE ROSA MONTERO EN EL DIARIO EL PAÍS
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