Al salir del cine difícilmente se va de la cabeza la sensación de estar perdidos en un mundo que nos queda grande. La mala conciencia de los occidentales ricos ante la pobreza, la incomunicación y la doble moral ante la explotación son algunos de los temas centrales el nuevo film de Lukas Moodysson.
Una de las preguntas centrales de Mamut es cómo estamos criando y cuidando a nuestros hijos en un mundo globalizado y lleno de desigualdades. Y lo que nos muestra el director de la película, Lukas Moodysson, no es nada nuevo: algunos tienen la opción de plantearse esa cuestión, muchos otros no.
La película gira alrededor de la historia de un matrimonio de profesionales que viven en un fabuloso apartamento de un barrio exclusivo de Nueva York. Tienen una hija, unos trabajos que les permiten vivir a lo grande pero no les permiten verla, y una niñera, Gloria, cuya familia e hijos malviven en Filipinas.
Mientras Gloria cuida a la hija de Leo y Michelle, en Manila su hijo Salvador, desesperado por su ausencia, trata una noche de prostituirse para tratar de conseguir dinero con el fin de ayudar a la familia y permitir que su madre regrese pronto.
La historia te va enredando en un circulo vicioso en el que el centro se encuentra la soledad y la indefensión de los niños: niños filipinos que tienen lejos a su madre, cuidando de otra niña en Nueva York casi abandonada por las jornadas laborales maratonianas de sus padres. Niñas en Tailandia que se venden a profesionales estadounidenses y que tienen a su vez más niños, que, por supuesto, tienen lejos a sus madres.
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Trailer de la película
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