Marcos Ana, hoy le escuché por última vez





Regresaba de Bilbao y en el aeropuerto, un corresponsal de Radio Euskadi me dio la noticia. Me quedé sin habla, como aturdido. Aunque todo era previsible, estas noticias siempre te golpean de manera inesperada. José Saramago era un ser inigualable, un hombre comprometido con su tiempo, un ejemplo de solidaridad activa y consecuente. Yo le admiraba y le quería como a un hermano.




Ahora, cuando todo es irremediable, me apena no haber aprovechado las ocasiones que tuve de haber estado más cerca de él. Pilar, su entrañable compañera, me invitó varias veces a que les visitara en Lanzarote y pasara unos días con ellos. ¡Cuánto me arrepiento de no haber aceptado y haberme perdido la oportunidad de compartir su tiempo más intimo, y conocer mejor las dimensiones de su humanidad!

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"Cada vez más solos..."
 

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