No hay programas de salud y educación orientados a combatir epidemia entre pueblos originarios amazónicos.
“Diez años atrás en nuestras comunidades no se conocía ni se hablaba del VIH/sida. Pero desde hace tres años se está hablando cada vez más, porque las mujeres no salen de sus casas en los pueblos y aparecen infectadas de esa enfermedad mortal y esa es la preocupación que ahora tenemos. Con tal motivo queremos llegar con información hasta los lugares más alejados y creemos que lo mismo debe hacerse en todos los pueblos originarios del país”, dice enfática Eva Melgar Cociabó, una de las líderes de la Organización Indígena Chiquitana (OICH), con sede en el departamento de Santa Cruz, zona oriental del país.
La preocupación de Melgar es justificada, ya que la enfermedad en el país afecta cada vez más al sexo femenino y los datos así lo indican. Hasta principios de los años 90 la proporción era de 10 hombres por una mujer, mientras que en el 2001 era de tres a una y en la actualidad se estima que las cifras se han equilibrado entre ambos sexos.
La vulnerabilidad de las mujeres indígenas de las zonas rurales del país es mayor si se toma en cuenta que la mayoría de ellas viven en la pobreza, marginación, sin educación, ni cuentan con los servicios básicos ni el acceso a buena información en materia de salud, derechos sexuales y reproductivos en general, además de falta de atención de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), como el VIH/sida.
La OICH es, quizás, la única institución de indígenas en Bolivia que actualmente está trabajando con un programa de prevención del VIH/sida desde una visión intercultural y de género en las zonas rurales del departamento de Santa Cruz y cercanas a las fronteras con Brasil y Paraguay. El proyecto de la OICH, que cuenta con el apoyo de la ONG Colectivo Rebeldía y la Acción Ecuménica Sueca (Diakonia) es pequeño y de corto plazo (de mayo a diciembre de este año), pero no deja de ser un intento de subsanar la falta de programas de salud y educación orientados a combatir la epidemia entre los pueblos originarios del país.
Diagnóstico inicial
“Es que en Bolivia ni siquiera existe información oficial acerca de la incidencia del VIH/sida entre los grupos indígenas, porque las autoridades sanitarias nunca los tomaron en cuenta para hacer un diagnóstico de su situación ni para las campañas de prevención, que se han concentrado en el área urbana y en las periferias de las principales capitales”, explica Heidi Hochstattër directora del centro Epua Kuñataí (levántate mujer en guaraní) institución que trabaja con mujeres y niños con VIH/sida.
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