La crisis alimentaria tiene rostro de mujer

Nana nos lo cuenta.

Tengo cinco hijos. La mayor es Nana Diaba y tiene siete años, le sigue Ambali, de cinco, Bassaria, con casi cuatro años e Ibrahim, que está a punto de cumplir los tres. Badaria es todavía un bebé, sólo tiene 19 meses. Vivo aquí con todos ellos. Mi marido no está aquí con nosotros y va a seguier fuera intentando ganar algo de dinero. Normalmente tengo noticias suyas pero durante esta crisis no he sabido nada de él. Normalmente se va por seis o siete meses y luego vuelve para plantar los cultivos, pero este año no sé cuando volverá. También suele enviarme dinero, pero este año nada. Creo que es porque todavía no ha encontrado trabajo.

Vendo madera para ganar algo de dinero. La encuentro en el bosque y me pongo a venderla a un lado de la carretera. Así puedo alimentar a mi familia. Este año no hemos sacado nada de la cosecha. Incluso cuando la producción es buena, ésta sólo dura un par de meses y después se termina. Normalmente cultivo mijo y judías verdes.

Cuando se nos acaba la comida de nuestra cosecha, tengo que comprar alimentos con el dinero que saco de la madera. Pero ahora recibo dinero cada mes. He recibido dos transferencias de 20.000 CFA cada una (algo más de 30 euros) con las que he comprado mijo. Quería comprar judías verdes también pero son demasiado caras. Todo está muy caro. En marzo, una medida de mijo (más de 1 kg) costaba 500 CFA y ahora ya son 600 CFA.

Este año está siendo terrible. No hemos tenido lluvias y no nos queda nada en casa. No comemos nada hasta la tarde. A veces desayunamos, pero sólo cuando encontramos algo para. En años normales, si hay comida en casa, los niños no se ponen enfermos. Cuando no hemos conseguido suficiente comida, los niños están más débiles y se ponen malos más a menudo.

Tenía una oveja, había sido un regalo. El año pasado tenía dos pero tuve que vender una y hace dos meses la otra, para poder comprar mijo. La vendí justo antes de que empezara a recibir el dinero que ofrecéis. Si hubiera contado con él antes no la hubiera vendido. El dinero ha sido un gran apoyo porque me ha permitido comprar comida para mí y para mis hijos. Sin ese dinero no hubiéramos tenido nada. Por un tiempo, no tuvimos más remedio que pedir. Este año hay muchas familias pidiendo en la calle. Se van a otros pueblos o a la ciudad.

Dos de mis hijos van a la escuela. Antes de recibir el dinero habían dejado de ir a la escuela para ir a pedir a otros pueblos.

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