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Basándose en esa fuente, y también en el derecho canónico, Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), una red internacional de mujeres creyentes, demanda a los Estados acceso a servicios legales y de calidad para interrumpir embarazos no deseados.
Según la teóloga chilena Izani Bruch, la primera referencia al aborto aparece en el Antiguo Testamento, en el libro de Éxodo capítulo 21: 22-25, donde se le menciona en una cita de carácter legal judicial: "Si dos hombres se pelean y llegan a lastimar una mujer embarazada, haciéndola abortar, pero sin poner en peligro su vida, el culpable deberá pagar con multa lo que el marido de la mujer exija, según la decisión de los jueces. Pero si la vida de la mujer es puesta en peligro, se exigirá vida por vida".
La segunda referencia aparece en el libro de Job: 3:16, cuando este, frustrado, se queja de su desdicha: "¿Por qué no me enterraron como a los abortos, como a los niños muertos antes de nacer?"
Para Bruch, esta cita sólo indica que tanto el infanticidio como el aborto eran prácticas comunes en esta época en la cultura judaica.
María López Vigil, una teóloga nicaragüense de origen cubano, señala que, aunque la Biblia está compuesta por 72 libros diferentes, sólo se menciona explícitamente al aborto en dos."Si se tratara de un tema importante para Jesús, él se hubiera referido a este como lo hizo, por ejemplo, contra la injusticia.
No deja de ser significativo que Jesús, que denunció con tanta firmeza a quienes atropellaban la vida humana, despreciando a los enfermos y excluyéndolos, condenando a las mujeres y marginándolas, que defendió a los niños, a los leprosos, a las tullidas, a todos quienes tenían en riesgo su vida, jamás habló del aborto" señaló.
A pesar de la falta de referencias bíblicas explícitas condenando el aborto, los jerarcas religiosos y las organizaciones que lo rechazan apoyan su discurso en interpretaciones posteriores a la escritura de la Biblia, usando sobre todo el mandato "no matarás".
Berta Sánchez, joven católica feminista, comentó a SEMlac que la disyuntiva que las creyentes tienen ante el aborto es entre vida y vida, y no entre vida y muerte, como quieren presentar el asunto los sectores más conservadores de la jerarquía católica.
Citando a López Vigil, Sánchez dice que la referencia más importante es el mandamiento de Jesús de que él vino a dar "vida en abundancia".
Ninguna mujer busca embarazarse para abortar, expresa la joven, tras agregar que quienes lo hacen es "porque fueron violadas, tienen miedo de que las corran de su casa o del trabajo, no tienen recursos para mantener hijos.
Otras porque continuar la gestación atenta contra su vida, y no quieren dejar huérfanos a los hijos que ya tienen nacidos".
En todos los casos, se trata de decidir entre vida y vida y debe primar la vida ya establecida y no la que está en proyecto.
Según el "Magisterio eclesiástico católico" actual, considerado por Magaly Quintana, otra dirigente de CDD de Nicaragua como "conservador y desprovisto de humanidad para con las mujeres", la premisa elemental usada por el fundamentalismo religioso es el ya citado mandamiento "No matarás" (Ex. 20.13).
"Ellos —porque han sido y son hombres quienes legislan en la iglesia— razonan que como Dios dio la vida, sólo El podría quitarla.
Pero la posición de la Iglesia respecto al aborto no es uniforme y ha cambiado a través de la historia", dijo Quintana a SEMlac.
En la iglesia, la discusión del aborto está ligada al asunto de cuándo entra el alma en el cuerpo. "Según algunos Padres de la Iglesia, sólo se poseía alma al nacer; según otros, dependía de cuán formado estuviese el feto", agregó Quintana a SEMlac.
"La iglesia no puede estar de espaldas a la vida y al sufrimiento de las mujeres", asevera la dirigente católica, a la vez que agrega: "la interpretación del precepto 'no matarás' es histórica; no olvidemos que, durante las Cruzadas, en nombre de Dios, la iglesia mandó a matar a millones de personas.
"Por ejemplo, en el siglo XII, Santo Domingo de Guzmán lideró la matanza de millones de Cataros en lo que hoy es Francia.
Todavía resuena su terrible condena ordenando que arrasaran con cristianos y heréticos en la población, puesto que al final sería Dios quien juzgaría quiénes eran de verdad hijos suyos".
Una de las principales armas de la jerarquía para desestimular la práctica del aborto electivo es la amenaza de la excomunión. Verónica Lazo, una joven a quien le tuvieron que extraer el producto de su embarazo porque no presentaba cerebro (anencefalia), dijo a SEMlac que las "Católicas" le ayudaron mucho a superar la culpa que le causaba la religión.
"A mí las muchachas me ayudaron a comprender que Dios también es madre y ninguna madre quiere que sus hijas sufran. Ya bastante tenía yo con que mi niña se me muriera como para tener que sentirme condenada al infierno", agregó.
En Nicaragua, las leyes no permiten la interrupción del embarazo aunque esté en peligro la vida de la mujer, lo que valió al país en julio de 2009 una condena por parte de Amnistía Internacional.
Pero, tal y como los filósofos religiosos de la antigüedad divergían, en el presente también discrepan religiosos nicaragüenses, particularmente en relación con el aborto terapéutico.
Según el sacerdote jesuita José Mulligan, "lo que la Iglesia Católica no acepta es el aborto directo. (La Iglesia) no condena procedimientos que son necesarios para salvar la vida de la madre y que indirectamente, como efecto secundario y no buscado, resulten en la muerte del feto".
El Padre Mulligan respalda su opinión en el principio ético del "doble efecto." Este principio bioético aplica en los casos en que la acción es buena en sí mientras el objetivo de la persona sea obtener un efecto bueno y limitar el malo.
En el caso del aborto terapéutico, que requiere por ejemplo la extracción de un útero con cáncer de una mujer embarazada, la acción sería correcta porque el efecto inmediato a conseguirse, la curación de la mujer, es bueno.
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Publicado por Género con Clase
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