La trata de mujeres con fines de prostitución tuvo un crecimiento alarmante en Argentina, donde en los últimos 18 meses desaparecieron 700 mujeres -entre ellas varias de otros países- que se sumaron a las llamadas rutas de la soja y del petróleo, reveló una ONG cuando apenas se cumple una semana del Día Internacional contra la violencia de Género.
"La trata de personas en Argentina en los últimos 10 años tuvo un crecimiento sumamente preocupante", dijo a la AFP Fabiana Túñez, de La Casa del Encuentro, una ONG que elabora la única estadística disponible sobre el secuestro de mujeres para el tráfico sexual.
"En el último año y medio más de 700 mujeres y niñas están desaparecidas, secuestradas por las redes de trata para la prostitución. De ellas el 70% son argentinas y el resto son paraguayas, dominicanas, peruanas, bolivianas y brasileñas, en forma decreciente", reveló.
Los datos recogidos en base al testimonio de mujeres que lograron escapar o son liberadas por las fuerzas de seguridad, y de familiares de las víctimas, revelan detalles inquietantes del flagelo que comienza a cobrar relevancia.
Niñas y adolescentes
"Un dato que nos preocupa particularmente es que en los últimos tiempos está bajando la edad de quienes son introducidas en las redes por el aumento de la demanda de adolescentes y niñas que van desde los 16 a los 8 años", dijo Túñez y reveló que también está apareciendo interés por niños y adolescentes varones.
La información disponible permite establecer que Argentina es un país de origen, tránsito y destino en la trata de mujeres en el que operan tres mafias internacionales, las de México, Rusia y China, con conexiones locales.
Las mujeres son introducidas en las redes a través del secuestro liso y llano, del engaño personal con ofrecimientos de trabajo en casas de familia o cuidado de ancianos o enfermos, e incluso de internet.
Violaciones, torturas y amenazas
"Una vez en manos de la mafia, las mujeres son sometidas durante 20 días a lo que en la jerga se llama el 'ablande', que incluye violación, torturas, amenazas a sus familiares, y además se las droga, para quebrarlas psíquicamente y poder hacer su 'traslado' a los prostíbulos", reveló Túñez.
Luego de retirarles los documentos o entregarles otros falsificados, las mujeres y adolescentes permanecen secuestradas en lugares geográficos que desconocen, donde son obligadas a recibir clientes cada 20 minutos.
"Un proxeneta puede comprar una mujer secuestrada en 2.000 ó 3.000 dólares, pero hay subastas de adolescentes y niñas para ver quién le arranca la virginidad y eso se puede pagar hasta 7.000 dólares", según la ONG.
La 'inversión' resulta sumamente redituable teniendo en cuenta que cada mujer le deja a su proxeneta unos 2.000 dólares mensuales, cifra que puede quintuplicarse si se trata de una niña de menos de 12 años.
Las mujeres traficadas permanecen sólo entre 20 a 25 días en cada destino y cuando son rotadas los prostíbulos se publicitan con la leyenda "Cambio de elenco" para llamar la atención de los clientes.
El mapa de la trata de mujeres en Argentina reconoce varios corredores que coinciden con carreteras de importante flujo de personas y mercancías, como la "ruta de soja" que atraviesa el noreste y se conecta con Brasil y Paraguay y la "ruta del petróleo" en la Patagonia.
También hay tráfico de mujeres hacia destinos turísticos, como los balnearios de la costa Atlántica bonaerense, además de la ciudad de Bariloche (sur) y Córdoba (centro).
"Para que exista la trata tienen que existir complicidades del poder político, judicial y de las fuerzas de seguridad", denunció Túñez, pero enfatizó que también tiene que haber "indiferencia social y hombres que paguen por tener sexo con mujeres en situación de esclavitud".
El tráfico de mujeres con fines de prostitución es un negocio que mueve 32.000 millones de dólares anuales en el mundo y se lleva la vida de 4 millones de mujeres al año, según Naciones Unidas.
Fuente: enlatino.com
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1 comentario:
Que terrible esto de la prostitución, las niñas y mujeres secuestradas, se debería parar ya todo esto.
trabajo en uno de los hoteles cinco estrellas en berlin y leer diarios y seguir enterandome de estos casos realmente me ponen muy mal.
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