Las víctimas recientes de la violencia machista no solo son más que el año pasado, sino mayores. Con respecto a 2009, el grupo de mujeres de más de 30 años sube casi cinco puntos porcentuales, con una franja de edad especialmente sangrante: las que tienen entre 31 y 40 años (el 28%, un poco más de una de cada cuatro asesinadas). Y si se mira el escalón siguiente, entre 41 y 50 años, la cosa es casi la misma (el 24%).
Un día después de que la Conferencia Episcopal sostuviera que la violencia de género es cosa de «parejas inestables», la explicación que el Ministerio de Sanidad e Igualdad dio ayer este incremento en la edad del crimen machista no parece inocente: «Se trata de parejas que llevan más tiempo conviviendo y en las que la violencia ha podido desarrollarse durante un periodo de tiempo más prolongado, lo cual facilita la aparición de todas las consecuencias psicológicas de la victimización en la mujer y la percepción de posesión del agresor».
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