"NOS SIGUEN MATANDO..."

70 mujeres asesinadas este año


DEMPEUS per la salut pública



La violencia contra la mujer en la pareja constituye un importante problema de salud pública, tanto por su creciente incidencia y mortalidad como por las graves consecuencias que puede tener en la salud de las mujeres


(Sanmartín, Molina y García, 2003; Romito, Molzan y De Marchi, 2005).



Estudios de base poblacional muestran que entre el 18 y el 58% de las mujeres europeas refieren maltrato físico por parte de su pareja en algún momento de su vida (Heise, Ellsberg y Gottemoeller, 1999). Además, los malos tratos constituyen un importante factor de riesgo para una mala salud (Campbell, 2002). Las patologías asociadas a este tipo de violencia oscilan desde problemas visibles e inmediatos como las lesiones, hasta condiciones de salud crónicas como las cefaleas, enfermedades de transmisión sexual o problemas psiquiátricos (García-Moreno, 2000; Krug, Mercy, Dahlberg y Zwi, 2002).



Sin embargo, y a pesar de la gran relevancia del fenómeno, el estudio del mismo es una tarea compleja cuya primera dificultad está en el establecimiento de criterios universales para establecer la propia definición de violencia. Además de los malos tratos físicos, existen otras formas de violencia en la pareja, como son los abusos sexuales, el maltrato emocional, el aislamiento social y el control económico, entre otros.



Además, estas diferentes formas de violencia a menudo coexisten en una misma relación (Alberdi y Matas, 2000). Sin embargo, dado que la violencia contra la mujer es un área de estudio reciente, la mayoría de los trabajos publicados hacen referencia al maltrato físico, ya que es el de mayor visibilidad y mas fácil de cuantificar (Leserman, Li, Drossman, Toomey, Nachman y Glogau, 1997; Lown y Vega, 2001; Butterworth, 2004). No obstante, el maltrato psicológico es el más frecuente (Hegarty, Gunn, Chondros y Small, 2004), en muchas ocasiones se da solo, y se ha demostrado que puede tener un impacto en la salud de igual o mayor magnitud que los otros tipos de violencia (García-Linares, Sánchez-Lorente, Coe y Martínez, 2004; Pico-Alfonso, Garcia-Linares, Celda-Navarro, Herbert y Martinez, 2004; Romito et al, 2005; Ruiz-Pérez y Plazaola-Castaño, 2005).



En nuestro país, los datos que se manejan habitualmente son las muertes y denuncias por malos tratos. Estos datos, sin embargo, representan tan sólo la “punta del iceberg” de una realidad mucho más amplia. En los últimos años, diversos trabajos han intentado determinar la magnitud real del fenómeno, tanto a nivel poblacional como en el ámbito sanitario (Instituto de la Mujer, 1999; Instituto de la Mujer, 2002; González Méndez y Santana Hernández, 2001; Polo Usaola, 2001; Medina-Ariza y Barberet, 2003; Alonso et al, 2004; Raya Ortega et al, 2004; Fontanil et al, 2005).



Así, el Instituto de la Mujer realizó en el año 1999 una macroencuesta poblacional sobre violencia contra las mujeres, que fue replicada en el año 2002, revelando que el 11.4% de las mujeres eran maltratadas por sus parejas. En el contexto sanitario se han realizado también trabajos sobre el tema, principalmente en el ámbito de la atención primaria (Raya Ortega et al, 2004), urgencias (Alonso et al, 2004) y en dispositivos de salud mental (Polo Usaola, 2001). Sin embargo, como consecuencia de la ausencia de consenso en la definición del problema y de la utilización de metodologías e instrumentos diferentes para el estudio del mismo, estos datos son difícilmente comparables, y también resulta difícil comparar los resultados con los hallados en otros trabajos internacionales.



Merece la pena destacar que el ámbito sanitario se ha señalado como uno de los contextos más idóneos donde abordar la violencia contra la mujer en la pareja, tanto a nivel asistencial como desde la investigación, ya que se ha demostrado que las mujeres maltratadas hacen un mayor uso de los dispositivos de salud que las no maltratadas ...

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