Murmullos de condena por parte de la Comunidad Internacional que se les llena la boca cuando hablan de paz y después atrancan las puertas para que no se abran. Cuando se refieren a estos ataques de muerte que nada tiene de azar y sí de amedrentar y atemorizar a la población civil, una vez más, y al más puro estilo estándar, se escucharán voces donde deletrean lentamente y con los ojos al cielo calificando de “desproporcionados” esos ataques que son verdaderas masacres.
Esto sucede a diario, durante largos y dolorosos años sin fin, y no se percatan por una milésima de segundo que la responsabilidad de proteger a los civiles durante las operaciones militares, como lo establece el derecho internacional es parte de su deber, de su obligación.
La visión de muerte sigue su curso, en un aterrador y exuberante silencio...
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