Las nuevas trampas del patriarcado contra el avance hacia la igualdad,

Cuando las mujeres avanzamos hacia la igualdad, al menos la igualdad formal, tras muchos años de lucha feminista, el patriarcado inventa nuevas trampas para luchar contra nuestros avances.

 Aparentar cambios para que todo siga igual.
Y lo hace desde una postura aparentemente igualitaria. Exigen la custodia compartida aún cuando no se han implicado en el cuidado de los hij@s, ni comparten las tareas domésticas (los más avanzados continúan “ayudando”… “me pone la mesa o la lavadora”, “me compra el pan” y “me tira la basura”).

Dice la socióloga Isabel Alberdi que de 28 tareas diarias necesarias en una casa, generalmente los hombres españoles hacen dos: limpiar y conducir el coche. Lo que quiere parecer el deseo de implicarse en el cuidado y educación de los hij@s no es más que la pretensión de que se venda el domicilio conyugal, se reparta el dinero por mitad y que las mujeres continúen cuidando a los hij@s. También evitarse pagar pensiones por los niñ@s. Y si ellos deben compartir la custodia con la exmujer, como máximo que la madre (abuela paterna) o la nueva pareja se ocupe de ellos.




Las cifras: hombres y mujeres no comparten el cuidado de los hijos

Según datos oficiales, en el Estado español sólo el 3,6% de las excedencias para el cuidado de los hijos son pedidas por los hombres. Y en cuanto a los permisos de relevo materno, los solicitan los hombres en un 1,54%. De 250.000 permisos de trabajo tomados por mujeres, tan sólo 4.500 hombres los pidieron el mismo año. Trabajan asalariadamente el 44,5% de las mujeres y el 67,6% de los hombres.

 Es decir, hay un gran porcentaje de mujeres que se dedican en exclusiva al trabajo doméstico y al cuidado de la familia (hijos, marido, ancianos, enfermos y discapacitados). Y otro porcentaje que realizan doble tarea, trabajando fuera y dentro del hogar. Porque las mujeres cubren el 75% del tiempo dedicado a tareas domésticas mientras que los hombres cubren el 25%. Además de que el 75% de las tareas domésticas están realizadas por mujeres, el 80% de las personas con contrato a tiempo parcial son mujeres (por lo que el resto del tiempo se ocupan de hijos, marido, ancianos y enfermos). Lo único que hoy tienen seguro las mujeres que se separan o divorcian es la custodia de sus hij@s y el uso del domicilio conyugal, porque mayoritariamente son ellas y sus niños/as la parte más necesitada de protección. Sólo un 3% de padres la reclaman en el Juzgado y un 10% la pactan.



En un porcentaje elevadísimo los “amorosos” padres no pagan las misérrimas pensiones para los hijos que ha pactado o que ha dictado un juez. Y no les pasa nada. Cuanto más dinero tienen más facilidad de escapar a sus responsabilidades económicas.

Si a las separadas/divorciadas les quitan el uso del domicilio, aumentará la feminización de la pobreza, que ya es aterradora (no sólo lo decimos las feministas, también todos los organismos oficiales, sean de derechas o de izquierdas, y las entidades caritativo-religiosas, que no pueden ser tildadas de extremistas-radicales-feministas: los hogares monoparentales, mayoritariamente con mujer al frente, están también a la cabeza de la pobreza). Y de forma muy habitual los niñ@s se quedan esperando a papá con la bolsa preparada y ellos incumplen reiteradamente con su obligación/derecho de tener consigo a los hijos, en eso que se llama régimen de visitas, estancia y comunicación, para cuidarlos, educarlos y protegerlos. Y no les pasa nada, mientras que a las mujeres se las castiga duramente (se les retira la custodia de incumplir reiteradamente) si impiden el contacto de las/los hijas/os con el padre, o no obligan a las/los menores a ir con él cuando ellos/as no quieren.

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